Introducción a Solvencia II

ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN
II. PILAR I
III. PILAR II
IV. PILAR III


I. INTRODUCCIÓN
Solvencia II es una iniciativa que surgió en la Unión Europea para establecer un esquema común en la administración de riesgos de las compañías de seguros y reaseguros, a través de la definición del requerimiento de capital de solvencia, así como la instalación de procesos y procedimientos para identificar, medir y gestionar los niveles de riesgo asumidos.

Esta iniciativa ha sido aceptada internacionalmente, por lo que son varios los países que están realizando acciones para adoptarla dentro de sus marcos regulatorios, México es uno de ellos.

Es importante resaltar que uno de los principales objetivos de Solvencia II es el desarrollo y establecimiento de un sistema que permita medir los recursos necesarios, para garantizar la solvencia de una aseguradora en función de los riesgos asumidos por ésta. La solvencia de una entidad no debería estar basada únicamente en datos financieros, sino que deben considerarse otros aspectos, tales como su exposición al riesgo; tamaño; estrategias; políticas de protección en reaseguro, etc.

Este marco regulatorio es necesario porque las empresas financieras pueden sufrir quebrantos importantes derivados de una mala administración de riesgos.

A nivel internacional existen varios ejemplos como:

1994. Bankers Trust (mala práctica por $150 millones). El banco se vio envuelto en un juicio con un cliente que lo acusó de prácticas comerciales inapropiadas. Aunque llegó a un acuerdo con la otra parte, el banco sufrió un deterioro reputacional, que derivó en la venta de la institución a Deutsche Bank.

1995. Barings (operación no autorizada por $1,300 millones). Nick Leeson, un ejecutivo compró y vendió instrumentos derivados sin contar con facultades dentro del banco para hacerlo durante dos años, esto acumuló pérdidas no reportadas, que llevaron a la compañía hasta la quiebra.

1996. Sumitomo (operación no autorizada por $2,600 millones). La reputación del banco se vio seriamente afectada por un agente de cobro que a lo largo de más de tres años acumuló pérdidas no registradas.

1997. Natwest (error de modelo por $127 millones). Kyriacos Papouis un operador de swaptions, utilizó volatilidades equivocadas en un modelo para valorar un swap. Esto le llevó a sobreestimar el valor de los contratos y generó grandes pérdidas que no pudo ocultar.

2004. City Bank. Integró una reserva de 5,000 millones de dólares por posibles demandas judiciales al verse implicado en los casos de Enron y Wordcom.

2008. Lehman Brothers, cuarto banco de inversión en Estados Unidos, se declaró en bancarrota tras 158 años de actividad ante el fracaso de las negociaciones con las dos entidades que en un principio se perfilaban como posibles compradores. En 2007 se vio seriamente afectada por la crisis financiera provocada por los créditos subprime. Acumuló enormes pérdidas por títulos respaldados por las hipotecas a lo largo de 2008. En el segundo trimestre fiscal, Lehman informó pérdidas de 2,800 millones de dólares y se vio obligada a vender 6,000 millones de dólares en activos. En el primer semestre de 2008, Lehman había perdido el 73% de su valor en bolsa.

2008. La Reserva Federal de Estados Unidos rescató a la aseguradora American International Group Inc. con 85 mil millones de dólares, lo que evitó su quiebra y brindó un aliciente para los agitados mercados de todo el mundo. AIG estuvo a punto de declararse en quiebra si no conseguía suficiente dinero para cubrir sus obligaciones. El gran problema era que si la aseguradora quebraba, dejaría sin garantizar el recobro de los préstamos a las entidades a las que avala, los bancos comenzarían a sufrir la insolvencia de los prestatarios y de la aseguradora por lo que la solvencia de muchas compañías estaría en riesgo.

Con la instrumentación de Solvencia II se busca lograr que cada aseguradora conozca cómo está afrontando los distintos riesgos que asume, la capacidad de gestión de los mismos y la incidencia que tienen en las distintas líneas de negocio. Todo esto para determinar el importe de recursos propios que debe destinar para sus coberturas.

En ese sentido, lo que se busca es:

• Reducir el riesgo de que una compañía no sea capaz de hacer frente a sus obligaciones.
• Disminuir las pérdidas asumidas por los asegurados, en caso que una compañía no sea capaz de hacer frente completamente a todas sus obligaciones.
• Ofrecer un sistema de aviso preventivo que permita a los reguladores actuar inmediatamente, en caso de que el capital a mantener caiga por debajo de los niveles mínimos requeridos.
• Fomentar la confianza en la estabilidad financiera del sector asegurador.
• Mejorar la eficiencia en los mercados.
• Establecer requerimientos de capital más acordes con el perfil de riesgo específico de las instituciones.
• Establecer principios sin ser excesivamente normativos (otorgando más responsabilidad a las propias entidades).
• Un Gobierno Corporativo sólido.
• Una mejor Administración de Riesgos.
• Mayor transparencia y revelación de información a los participantes del mercado.
• Ser coherente con los desarrollos del mercado (especialmente en materia de contabilidad con la IASB 1 (Internacional Accounting Standards Board: Junta Internacional de Normas de Contabilidad, la cual es un organismo independiente del sector privado que desarrolla y aprueba las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF))).

Es evidente que con las bases mencionadas, se logrará mejorar la protección tanto de los asegurados como de los beneficiarios, así como la rentabilidad de las aseguradoras, y la transparencia de los aseguradores en sus comunicaciones públicas y privadas, para crear disciplina en el mercado y por tanto generar confianza.

La iniciativa de Solvencia II está diseñada sobre tres pilares de actuación: el primero consiste en implantar un proceso de análisis de las reservas, activos y pasivos necesarios para cubrir las obligaciones aceptadas en las pólizas, así como cuantificar los requerimientos de capital para enfrentar los riesgos asumidos; el segundo se ocupa de definir las reglas de supervisión, control interno y gobierno corporativo; y el tercero busca establecer las obligaciones de información que las aseguradoras deberán presentar al mercado.

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II. PILAR I
El Pilar I es de naturaleza cuantitativa y a manera de síntesis podemos decir que se ocupa de tres elementos:

• Determinación de Fondos Propios
• Valuación de Reservas
• Requerimientos de Capital

Determinación de Fondos Propios
El esquema de Solvencia II está basado en la valuación económica del riesgo y el capital de las aseguradoras, lo que llevará a las aseguradoras a aplicar principios económicos cuando calculen el capital obligatorio y sus fondos propios. Un enfoque de valuación económica significa que se deben usar valores consistentes con el mercado (market-consistent) para valorar los activos y pasivos en el balance de las compañías. La diferencia entre el Valor de Mercado de los Activos (VMA) y el Valor de Mercado de los Pasivos (VMP) dará como resultado los Fondos Propios, los cuales deben ser suficientes para cubrir el Requerimiento de Capital de Solvencia.

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Valuación de reservas
Al ser el pasivo más importante de una aseguradora, las reservas deben también valuarse a mercado. En general no existe un mercado cuyos instrumentos permitan replicar los flujos de estos pasivos, por lo que se considera que para efectos de Solvencia II, éstas deben ser valuadas como la suma del Mejor Estimador más el Margen de Riesgo.

El Mejor Estimador se define como el valor esperado de los flujos futuros del portafolio de riesgos, entendido como la media ponderada por probabilidad de dichos flujos, considerando el valor temporal del dinero con base en las curvas de tasas de interés libres de riesgo de mercado. Por su parte, el Margen de Riesgo representa el costo de asegurar que el capital requerido estará disponible para mantener las obligaciones de seguros para los años subsecuentes.

Por lo tanto, la suma de ambos elementos indicará el valor del portafolio de riesgos asegurados, dado que incluye los flujos de posibles ingresos y egresos asociados al negocio suscrito y el costo del capital necesario para continuar la operación del mismo hasta su extinción.

Requerimientos de capital
El Requerimiento de Capital de Solvencia busca garantizar que habrá recursos patrimoniales suficientes para hacer frente a los riesgos y responsabilidades asumidas, en función de las operaciones y los riesgos a los que esté expuesta la institución.

Ese requerimiento debe contemplar los siguientes riesgos:

1. Suscripción o Técnicos. Para las operaciones de Vida, Accidentes y Enfermedades y Daños.

• El riesgo de suscripción de los seguros de Vida reflejará el derivado de la suscripción atendiendo a los siniestros cubiertos y a los procesos operativos vinculados a su atención. Considerará cuando menos los subriesgos de mortalidad, longevidad, discapacidad, enfermedad, morbilidad, de gastos de administración, caducidad, conservación, rescate de pólizas y de eventos extremos en los seguros de Vida.

• El riesgo de suscripción de los seguros de Accidentes y Enfermedades mostrará el que se derive de la suscripción como consecuencia tanto de los siniestros cubiertos, como de los procesos operativos vinculados a su atención. Tomará en cuenta cuando menos los riesgos de primas y de reservas, de mortalidad, longevidad, discapacidad, enfermedad, morbilidad, de gastos de administración y riesgo de epidemia.

• El riesgo de suscripción de los seguros de Daños reflejará el que se derive de la suscripción como consecuencia tanto de los siniestros cubiertos, como de los procesos operativos vinculados a su atención. Considerará cuando menos los riesgos de primas y de reservas, así como de eventos extremos en los seguros de Daños.

2. El Riesgo de Mercado. Este reflejará la pérdida potencial por cambios en los factores de riesgo que influyan en el valor de los activos y pasivos de las Instituciones y Sociedades Mutualistas, tales como tasas de interés, tipos de cambio, índices de precios, entre otros.

3. El Riesgo de Descalce entre Activos y Pasivos. Mostrará la pérdida potencial derivada de la falta de correspondencia estructural entre los activos y los pasivos, por el hecho de que una posición no pueda ser cubierta mediante el establecimiento de una posición contraria equivalente. En este caso se tomará en cuenta cuando menos, la duración, moneda, tasa de interés, tipos de cambio, índices de precios, entre otros.

4. El Riesgo de Liquidez. Reflejará la pérdida potencial por la venta anticipada o forzosa de activos a descuentos inusuales para hacer frente a obligaciones, o bien, por el hecho de que una posición no pueda ser oportunamente enajenada o adquirida.

5. El Riesgo de Crédito. Mostrará la pérdida potencial derivada de la falta de pago, o deterioro de la solvencia de las contrapartes y los deudores en las operaciones que efectúen las Instituciones y Sociedades Mutualistas, incluyendo las garantías que les otorguen. Adicionalmente, el Riesgo de Crédito deberá considerar la pérdida potencial que se derive del incumplimiento de los contratos destinados a reducir el riesgo, tales como los contratos de reaseguro, de reafianzamiento, de bursatilización y de operaciones financieras derivadas, así como las cuentas por cobrar de intermediarios y otros riesgos de crédito que no puedan estimarse respecto del nivel de la tasa de interés libre de riesgo.

6. El Riesgo de Concentración. Hará notorio el incremento de las pérdidas potenciales asociado a una inadecuada diversificación de activos y pasivos, que se deriva de las exposiciones causadas por riesgos de crédito, de mercado, de suscripción, de liquidez, o por la combinación o interacción de varios de ellos, por contraparte, por tipo de activo, área de actividad económica o área geográfica.

7. El Riesgo Operativo. Reflejará la pérdida potencial por deficiencias o fallas en los procesos operativos, en la tecnología de información, en los recursos humanos o cualquier otro evento externo adverso relacionado con la operación de las Instituciones y Sociedades Mutualistas.

Para calcular el Requerimiento de Capital de Solvencia se deben considerar:

• Continuidad de la suscripción de riesgos.
• Que todos los riesgos y responsabilidades sean considerados y analizados en el horizonte de tiempo que corresponda a su naturaleza y características.
• Pérdidas imprevistas en función de los riesgos y responsabilidades con un nivel de confianza de 99.5 por ciento.
• Períodos de recurrencias apropiados a las características de los riesgos catastróficos.
• La diversificación entre los riesgos.

Una vez que se cuenta con la determinación del “Requerimiento de Capital de Solvencia y los Fondos Propios” se debe calcular el “Índice de Solvencia”, el cual no puede ser menor a 1, porque representaría una insuficiencia de capital para cubrir los requerimientos de la misma.

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Para determinar los elementos ya descritos, las compañías pueden optar por usar un modelo estándar (generalmente propuesto por las autoridades y/o por asociaciones de seguros) o buscar un modelo interno.

El Estudio de Impacto Cuantitativo (QIS por sus siglas en inglés) plantea un modelo estándar para cuantificar el requerimiento de capital para los riesgos ya detallados en este documento, para valuar las reservas y determinar los fondos propios de las compañías de seguros.

En Europa se han realizado cuatro de estos estudios, actualmente se encuentra en desarrollo el quinto de ellos, a través de los cuales se han mejorado los modelos para valuar los diferentes riesgos considerados, lo que ha dado como resultado requerimientos de capital más precisos.

En la Unión Europea las empresas aseguradoras en esa región han avanzado en los siguientes aspectos:

• Un análisis de brecha entre la estructura y funciones actuales de sus órganos de gobierno corporativo y los necesarios para Solvencia II.
• El desarrollo de los elementos del modelo estándar o modelo propio.
• El diseño e integración de las estructuras de información necesarias para la operación de Solvencia II.


III. PILAR II
El Pilar II pretende la promoción de estándares mejorados y consistentes de gestión de riesgos. Estos requerimientos tendrán un gran efecto en las diversas actividades o aspectos de gestión de las instituciones. Los aspectos clave afectados drásticamente son los siguientes:

• Sistema de gestión y seguimiento del riesgo.
• Estrategia y apetito al riesgo.
• Autoevaluación del Riesgo y la Solvencia (ORSA por sus siglas en inglés).
• Función de control interno.
• Papel relevante de la función actuarial.
• El uso de la externalización (outsourcing)

La mayoría de los expertos consideran que cumplir con los requerimientos del Pilar II, será un reto mucho mayor para las aseguradoras que el contar con un modelo para la determinación de los requerimientos de capital.

Sistema de gestión y seguimiento del riesgo
Un sistema de administración de riesgos efectivo y un gobierno corporativo sólido en todos los niveles de la compañía constituyen las piedras angulares de un sistema de solvencia sólido. Mientras que resulta fundamental que las compañías efectúen cálculos de capital lo más ajustados a los riesgos reales a los que están expuestos, las decisiones de la alta dirección y la calidad de los grupos de control son potencialmente cruciales para asegurar la salud financiera a largo plazo de las instituciones. Un sistema de administración de riesgos efectivo y un gobierno corporativo sólido en todos los niveles de la compañía constituyen las piedras angulares de un sistema de solvencia sólido. Mientras que resulta fundamental que las compañías efectúen cálculos de capital lo más ajustados a los riesgos reales a los que están expuestos, las decisiones de la alta dirección y la calidad de los grupos de control son potencialmente cruciales para asegurar la salud financiera a largo plazo de las instituciones.

Las debilidades que pudiera padecer una compañía en estas áreas, la haría susceptible de sufrir problemas financieros en caso de presentarse eventos externos negativos.

En este sentido, Solvencia II exige a las compañías que definan de manera documentada las políticas, procesos y procedimientos de medición y seguimiento del riesgo, para ser empleados en la formulación/actualización del plan de negocio de la empresa.
Asimismo, se debe dar una adecuada periodicidad a la actualización de la información reportada a la alta dirección.

Estrategia y apetito al riesgo
Un aspecto de suma importancia consiste en disponer de un sistema eficaz de administración de riesgos, que comprenda estrategias y la aprobación de los límites y tolerancia a los mismos.

Solvencia II requiere, en tales casos, que la directiva de la empresa se involucre en el diseño de la estrategia de gestión de riesgos. Deben existir políticas y procedimientos documentados de seguimiento que reporten a la alta dirección los niveles de riesgos asumidos, así como el apetito por ellos, mismo que debe integrarse en el proceso de la toma de decisiones.

Autoevaluación del Riesgo y la Solvencia (ORSA)
Las compañías de seguros y reaseguros deben llevar a cabo una autoevaluación de los riesgos del negocio y el nivel de solvencia para mitigarlos. Una función de riesgos robusta asistirá a la compañía para llevar a cabo este proceso de autoevaluación de capital, que vincula la visión de la compañía sobre sus riesgos y sus necesidades de solvencia.

Esta evaluación interna de los riesgos y de la solvencia es un proceso de valoración interno que trata de asegurar que la directiva lleve a cabo una revisión de su perfil de riesgo y los niveles de capital de solvencia que sustente. Por lo tanto, esta evaluación debe reflejar el apetito al riesgo específico que podría llevar a las compañías a buscar niveles de confianza más altos -o en su caso mayores horizontes temporales- a los que Solvencia está establecido (99.5 por ciento).

Solvencia II exige, en este contexto, que las compañías cuenten con procesos y procedimientos para determinar los riesgos asumidos y argumentar los métodos usados en dicha evaluación. Es importante que este proceso de autoevaluación de capital se realice bajo una perspectiva de largo plazo, anticipando posibles evoluciones de los riesgos y el plan estratégico del negocio. La periodicidad del análisis debe estar en función de los cambios materiales en los riesgos expuestos por la entidad.

Función del control interno
El control interno ha sido una pieza clave dentro del sector asegurador desde hace mucho tiempo. Solvencia II valora de sobre manera el hecho de que las compañías de seguros y reaseguros dispongan de un sistema eficaz de control interno, que cuente con procedimientos administrativos y contables.

Este sistema debe establecer y contener mecanismos adecuados de información a todos los niveles de la empresa. La alta dirección será la encargada de aprobar las políticas que describa el marco instaurado. También requiere de validación periódica por parte del área de Auditoría Interna. Adicionalmente el órgano de administración, dirección y supervisión deberá asesorar en la verificación de los requisitos marcados por la directiva relacionados con el control interno. Como punto adicional, la auditoría externa será usada como medio para evaluar la adecuación de los procesos de gestión de riesgo contemplados.

Papel relevante de la función actuarial
Solvencia II requiere que la función actuarial se encargue de la valoración de las reservas técnicas (metodologías y calidad de los datos) y de la comunicación directa con la dirección acerca de estos puntos. Por tanto debe hacerse cargo del contacto y pronunciamiento ante el órgano de administración y dirección sobre las políticas de suscripción, técnicas de mitigación y riesgos asumidos.

Es también responsable del desarrollo del modelo para el requerimiento de capital de solvencia. De esta forma se genera una vinculación continua entre las funciones de riesgos y actuaría, influyendo sobre la definición del plan estratégico de negocio.

El uso de la externalización (outsourcing)
La externalización (outsourcing) de actividades se contempla dentro del Solvencia II, siempre y cuando las compañías de seguros y reaseguros respondan plenamente al cumplimiento de todas las obligaciones que conlleva traspasar el negocio fuera del alcance directo.

Todas aquellas funciones o actividades operativas críticas e importantes, no podrán realizarse fuera de la compañía cuando sean contrarias a la calidad y cumplimiento de los procesos establecidos dentro de la misma o que menoscaben la capacidad supervisora del regulador.

Por lo anterior resulta necesario enviar información continua y oportuna al regulador en caso de recurrir a la contratación de externos para las funciones antes mencionadas.

Finalmente las entidades deben asegurar que el servicio ofrecido a través de estas actividades, no afecta negativamente a los clientes de seguros.

IV. PILAR III
El Pilar III busca la transparencia a través de la publicación de información periódica sobre la situación financiera y de solvencia de la compañía. Supone establecer una disciplina de mercado para todas las instituciones de seguros y reaseguros, cuyo objetivo último es el apoyo para obtener metas regulatorias. Éste de un elemento muy importante dentro de Solvencia II y las compañías deben prepararse para publicar la información en base a la periodicidad y detalle establecido por el regulador.

La gestión de la transparencia y el reporte de riesgos al mercado configuran un aspecto que las entidades deben analizar con un enfoque amplio, ya que su éxito se basa en gran medida en el grado en que se integren internamente los diferentes elementos que conforman la gestión de riesgos.

En este sentido la implicación de los nuevos procesos de reporte de información comprenden tanto a la alta dirección, como a todos los niveles operativos de las compañías.

Por un lado, desde un nivel superior la coordinación de tres elementos claves (estrategia, cultura y valores) puede provocar que se amplíe la idea de transparencia a lo largo de la firma, y por el otro esta extensión se hará operativa en el resto de niveles a través del desarrollo de reporte y control tanto interno como externo.

La revelación de información prudencial de riesgos al mercado tiene como objetivo presentarle periódicamente a la directiva, una serie de datos cuantitativos (importes de riesgo) y cualitativos (políticas, procedimientos) que muestren la situación objetiva de la institución en lo que respecta a la gestión de riesgos.

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El diagrama siguiente ofrece un detalle sobre las características de la información que debe ser revelada al mercado, para el cumplimiento del Pilar III.

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FÓRMULA GENERAL DE SOLVENCIA II

El cálculo del Requerimiento de Capital de Solvencia (RCS) se divide en dos módulos:

• El Requerimiento de Capital de Solvencia Básico (RCSB).
• El Requerimiento de Capital de Solvencia por Riesgo Operativo

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Dentro del Requerimiento Básico de Solvencia se incluyen los riesgos técnicos, el de mercado y el de contraparte.

Los riesgos técnicos se dividen en los de suscripción de Vida y No Vida, incluyendo Accidentes, Gastos Médicos y Salud.

Los siguientes cuadros muestran los subriesgos a considerar dentro de los riesgos de suscripción.

Imagen 7

Los Seguros de Salud y las Coberturas Adicionales pueden, dependiendo de sus características, ser tratados usando técnicas similares a las de Vida a largo plazo o a las de No Vida a corto plazo, en cuyo caso podrían considerar otros subriesgos, tales como longevidad e incluso pandemias.

Imagen 8

En el modelo empleado para el QIS 4, una vez calculados los requerimientos de capital, éstos se agregan usando la matriz de correlación de riesgos, a través de la fórmula siguiente:

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La matriz de correlación planteada en QIS 4, para agregación de riesgos es:

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 Existen múltiples críticas sobre el uso de esta matriz de correlación, algunas evidentemente de naturaleza técnica y otras debido a su forma de construcción, la cual se basa en el “juicio experto” y tres niveles de correlación (0.25=bajo, 0.5 medio, 0.75=alto). No obstante, debe tenerse en cuenta que su uso se limita al modelo estándar de requerimiento de capital de solvencia y que para fines de modelos internos, puede emplearse otras técnicas para reconocer la diversificación de los riesgos.

Fuente:
-Informe del Comité de Solvencia II de AMIS (Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros).

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